Divagando en mi memoria, escudriñando en mi pasado, rebuscando mi vida literalmente (no sin antes llevar mi bote salvavidas, por si me ahogo en el intento) caigo en el apoteósico descubrimiento de que mi vida siempre ha estado llena de ¿por qué?, ¿por qué? y ¿Por qué? Cuestionamiento del cual nunca encuentro respuestas, y si las hubo en su momento, siempre fueron “falsas” o “dudosas”.
La primera víctima de mis ¿por qué? Fue mi madre, una mujer buena, solidaria, heroína, confidente, cómplice… en resumidas cuentas la mujer que amo y amaré por el resto de mi loca vida, a quien atormente y tal vez atormento hasta el día de hoy…
¿Mamá por qué tengo que ir al colegio? ¿Mamá por qué duermes con mi papá? ¿Mamá por qué tengo un hermano? ¿Mamá por qué eso es así? ¿Funciona? ¿No debo tocarlo? ¿Por qué? ¿Por qué tengo que aprender a cocinar? ¿Por qué?... De haber sido ella, hubiera perdido la cordura o tal vez mi instinto criminal hubiera aflorado ante tanta pregunta.
La segunda víctima, es mi viejo, que como la mayoría de hombres peruanos resulta tener secuelas de machismo. ¿Viejo si la fiesta comienza a las 12, por qué tengo que regresar a esa hora? ¿Por qué no puedo tener novio en el cole? ¿Por qué no puedo ponerme ese piercing? ¿Por qué no puedo conducir tu auto? ¿Por qué vez con ojos de asesino a mi novio? ¿Por qué no puedo fumar? ¿Por qué la mujer para la casa, y el hombre para el trabajo? ¿Por qué viejo, por qué? …
A pesar, de que los malditos años siguen pasando y pasando, los porqués siguen ahí, latentes, como bacterias que se niegan a morir, a dar su último respiro existencial, como un estigma, como una maldición.
Me he acostumbrado a vivir con ese amor paternal lleno de porqués, donde nado en todas las posiciones olímpicas y corro mis mejores maratones, pero, no siempre gano, algunas veces sucumbo y quien me salva piadosamente es mi segunda víctima.
La tercera víctima es Z, mi amigo, mi amante, el confidente de mis problemas, de mis aberraciones, de mis miedos estúpidos, de mis voces interiores… ¿Z por qué no puedo ir contigo? ¿Z por qué escondes mis cigarros? ¿Por qué me acostumbre a tus limitaciones? ¿Por qué carajo te quiero tanto? ¿Por qué conocimos a Patricia? ¿Por qué consumimos lo indebido? ¿Por qué es especial esa bufanda azul? ¿Por qué no puedo conocer a la susodicha?... No sé hasta dónde lleguemos, pero mientras dure este ambiente tecknicolor, disfrutemos del ritmo alegre, triste, caótico y apacible de esta vida.
La cuarta victima es Silvia, la oveja negra de mis porqués, la coleccionista de amores aciagos, la recicladora de historias, la 5º teletubbie de los Chabelos, la querida por muchos y odiada por otros, la loca que se escapó, la bruja de los cuentos, no quiere ir a donde todos van, no quiere ser "normal"… ella puede ser todos y a la vez nada…
¿Silvia por qué no te comprenden?¿ Silvia por qué odias el color rosado? ¿Por qué amas lo indebido? ¿ Silvia por qué no puedes usar tacones? ¿Por qué? ¿Por qué odias cocinar? ¿Por qué no te piensas casar? ¿Silvia por qué escribes? ¿Por qué no controlas tu impulsividad? ¿Por qué tienes debilidad por los hombres con guitarra? ¿Por qué amas el mar? Dime Silvia, dime ¿Por qué?...